Según la Secretaría Distrital de Movilidad, en Usaquén hay 413 bicitaxis.
Ya están circulando bicitaxis por la segunda etapa de la Av. La Sirena, entre la Carrera 9 y la Av. 19. Será el medio que muchos usarán para llegar rápidamente al Transmilenio, ya que no hay rutas confirmadas del SITP que conecten la Carrera 7 con la Autopista Norte.
Lo que genera indignación a los vecinos del sector es que estos vehículos no respetan las señales de tránsito ni los pasos peatonales.
En procura de buscar alternativas dignas de movilidad en el sector, Mónica Sarmiento Tobón, vecina del barrio Villas del Mediterráneo, comenta que desde hace dos años se hizo la solicitud a Transmilenio para que habilitara una nueva ruta que conecte la Carrera 7 con la Autopista Norte, por la calle 153, pero que no han recibido ninguna respuesta a esta solicitud.
“Lo más preocupante es que, tan pronto como abran la vía, esa demanda del servicio hasta la Autopista Norte será cubierta por los bicitaxis que llegarán masivamente a movilizar a la ciudadanía de este sector”, comenta la ciudadana.
Adriana Cabra, directora ejecutiva de Asomo (Asociación Cívica de Vecinos de Molinos Norte) y quien preside una Comisión Ciudadana de Movilidad en la Localidad de Usaquén, comenta que las personas que usan los bicitaxis exponen sus vidas porque en este medio no hay condiciones mínimas de seguridad. “No respetan el espacio de los peatones; algunos consumen sustancias psicoactivas y otros van con audífonos, sin respetar las señales de tránsito”, protesta.
El drama de un bicitaxista venezolano
Freddy Quiñones (*) es venezolano. Tiene 18 años. Tuvo que salir de su país porque el Régimen de Nicolás Maduro no le dejó otra alternativa. El país estaba desabastecido y muchas veces le tocó conformarse con una comida diaria. Un día decidió viajar a Bogotá como tantos otros, a pie y en camiones de carga, desde el puente internacional Simón Bolívar de Cúcuta en una travesía que duró 4 días hasta la Capital colombiana.
El bicitaxismo le brindó una oportunidad para lograr el sustento diario. Ni siquiera le pidieron papeles, pese a su condición de extranjero. De eso vive y con lo que gana paga una habitación que comparte con otros compañeros en el barrio Barrancas.
“Somos conscientes de las denuncias ciudadanas sobre el sistema de transporte en el que trabajo, pero en la cooperativa en la que estoy tenemos un coordinador que está pendiente de que no andemos demasiado rápido. Nos estamos autorregulando. Nos insisten en que no transitemos por los andenes y que reportemos los vehículos que huelan a gasolina para sacarlos de operación”, explica el joven que conduce con casco por precaución.
En Usaquén operan 413 bicitaxis, según la Secretaría Distrital de Movilidad
La Secretaría Distrital de Movilidad revela que en la Localidad de Usaquén hay 413 bicitaxis, de los cuales el 59 por ciento funciona con motor a combustión, lo que representa un riesgo adicional por la velocidad que llegan a alcanzar poniendo en riesgo la integridad de los tripulantes.
“La Resolución 3256 del Ministerio de Transporte obliga a regular este tipo de vehículos para que incorporen en su carrocería únicamente sistemas de pedaleo o de pedaleo asistido, lo que tiene un costo que sólo estarían dispuestos a asumir (los bicitaxistas) si les otorgan algún tipo de subsidio”, explica Juan Camilo Bolaños, funcionario de la Entidad Distrital.
Detrás del bicitaxismo hay decenas de personas que viven del oficio por lo que acabarlo no sería una solución conveniente, dada la situación del País. No obstante, para algunos de los propietarios es un negocio lucrativo que les ha dado para adquirir hasta 300 o más vehículos de pedal para el transporte de pasajeros.
Es urgente realizar campañas de seguridad vial que permitan preservar la vida y la integridad de las personas que hacen uso de este servicio. Se requiere pedagogía para garantizar un uso adecuado del espacio público y un plan de choque para modernizar la infraestructura y darle cabida a un sistema de transporte que, gústenos o no, llegó para quedarse.